Hace Falta Más Que Talento y Disciplina…
“Los músicos nacen y no se hacen…”, “Eso ya se trae...” son expresiones que desde hace tiempo se pronuncian y que hoy en día siguen presente en el pensamiento social. Su mensaje coloca en un lugar especial, privilegiado y único la figura del artista, aquel músico virtuoso o grupo musical que sobresalen de la media por sus extraordinarias capacidades y atributos tanto en la interpretación como en la composición.
Actualmente, la mayoría de quienes ingresan a la universidad o conservatorio para cursar estudios profesionales en música clásica entienden por consejo de sus maestros, que para lograr una carrera destacada en la música se necesita cumplir con dos requisitos fundamentales; tener talento y disciplina. Sin embargo, esta orientación además de provocar futuras frustraciones, es bastante limitada ante los desafíos que presenta un mercado laboral cada vez más complejo y competitivo, donde las posibilidades de emplearse en trabajos tradicionales, como ser parte de una orquesta o ser catedrático en una universidad (o conservatorio) cada vez son menores.
Resulta incomprensible que ante esta realidad los centros de formación musical profesional sigan centrando su educación casi de modo exclusivo a la interpretación y composición, sin contemplar contenidos que permitan a los músicos desarrollarse mejor como profesionistas. Tal como lo advierte Dawn Bennett (2010), el músico del siglo XXI ya no puede definirse solamente como intérprete o compositor, sino como alguien que se desarrolla en uno o algunos de los ámbitos que ofrece la industria musical.
En realidad hace falta más que talento y disciplina para desarrollar una carrera exitosa, se requiere una formación que ayude a comprender lo que engloba el concepto del éxito en la música, se necesitan centros de formación que ofrezcan contenidos que respondan a las necesidades de la sociedad actual, es imprescindible que los maestros puedan ofrecer a sus alumnos una visión más holística, integral y productiva de la música, y también es preciso que los músicos estén dispuestos a incorporar a sus vidas diversos saberes que les permitan estar en continua evolución, para así tener la capacidad de desafiar y romper los paradigmas limitantes que durante muchos años han frustrado la carrera de miles de músicos con talento.