No permitas que la perfección se conviertan en tu mayor obstáculo…
Hace días Facebook puso en mis recuerdos un video donde toco la Fantasía Elegiaca Op. 59 de Fernando Sor como parte del concierto de titulación que realicé para obtener el grado de licenciatura en música hace 14 años. Ese fue un día muy especial porque concluía un ciclo importante, pero también lo fue porque sentía que me libraba de una gran carga similar a una loza muy pesada que cargaba sobre mi. Había estudiado demasiado para ese examen profesional al grado de afectarme física y emocionalmente, así es que tocar el último acorde de ese concierto fue para mi un buen motivo de celebración.
Durante los últimos tres meses que curse la escuela, venía lidiando con una epicondinitis (inflamación del codo) del brazo derecho por exceso de trabajo y ya para la última semana me costaba mucho conciliar el sueño. La causa no era otra mas que la obsesión de querer hacer un recital casi perfecto que cumpliera con las expectativas de los sinodales, así es que estudié mucho porque no quería cometer errores, no salía de casa para nada, no veía a mis amigos, ni tenía ningún tipo de distracción porque el objetivo solo era el concierto de titulación.
Durante mis sesiones de estudio era muy exigente y minucioso con los detalles, me pasaba horas repitiendo los pasajes difíciles al grado de no disfrutar la música, soñaba con los pasajes difíciles y conforme se acercaba la fecha, mi nivel de ansiedad se elevó de una manera que nunca había experimentado.
Llego el día del examen, había amanecido nublado, lo recuerdo muy bien porque a eso quise atribuir que mis manos estuvieran frías desde la mañana hasta la hora del concierto. Ya en el camerino momentos antes de salir solo me repetía: “Voy a tocar bien, voy a tocar bien.”
No niego que tanto tiempo de preparación funcionó, después del concierto las personas que escucharon se acercaron a felicitarme me decían que les había gustado mucho, que yo me veía muy tranquilo, etc. Pero la verdad es que siempre estuve muy nervioso, no fue un concierto que disfruté y es más, después de esa experiencia me prometí que jamás volvería a sufrir por un concierto. ¡Y lo he cumplido!
¿Por qué cuento lo que me pasó?
No es mi deseo culpar a nadie, ni al programa académico, ni a mi profesor, ni a mis propios compañeros, de hecho al pasar de los años me doy cuenta que yo fui responsable de aceptar esa loza sobre mí, esa presión y asumo toda la responsabilidad. Pero también soy consciente de que esa obsesión por la perfección, y esa actitud de buscar la aceptación de los demás (profesores, amigos, colegas, etc.) no venían de la mano de mi vocación por la música, eso sucedió en algún momento durante los años que cursé la licenciatura.
También he visto desde otros ángulos a músicos sufriendo de nervios cuando falta un turno para su participación en un concurso o en el recital de la escuela, otros que se enferman, otros que se pelean con sus amigos, novia, esposa o familia por el estrés que pasan. ¿Para eso estudiamos música?
Pero lo que más pena me ha dado es ver muchos músicos talentosos que no se atrevieron a hacer ese examen, a grabar un disco o a emprender un proyecto por creer que lo que hacían no era bueno, y eso de no ser lo suficientemente bueno lo atribuían al hecho de no ser perfecto, de no gustarle a alguno, más la posibilidad de cometer errores.
Hace un par de años hice una muy pequeña encuesta con músicos clásicos que consistía en completar la siguiente frase: Lo que más deseo durante el concierto que voy a tocar es_________________________. Y el 85% del resultado fue: No equivocarme y de ahí le seguían, no estar nervioso, controlar la ansiedad y muy pocos decían: Disfrutarlo… ¡Increíble!. Yo estoy seguro que algunos años atrás lo que más deseaban era estudiar para ser músicos pero no para no equivocarse.
Algo serio pasa en nuestro proceso de formación o en nuestro entorno que puede afectar profundamente nuestro desarrollo profesional. Desde mi punto de vista yo lo entiendo como una tendencia a la perfección pero mal enfocada, porque es más lo que frustra que lo que motiva y de esa forma en lugar de convertirse en un estimulante se convierte en un obstáculo que impide que los músicos se realicen.
Antes no compartía este video porque no era perfecto, pero ahora lo hago con mucho gusto y te lo dejo en este link si te gusta ¡Excelente!. Si no, no pasa nada.